La escuela rural siempre fue parte de la realidad del sistema educativo. Ocultas, solitarias, dueñas de un saber que contempla a quienes asisten a ella y nunca ajenas al contexto en el que se insertan, las escuelas rurales han tomado protagonismo y su presencia se ha vuelto visible.
Es, en este sentido, que esta especialización ha centrado el trabajo con los maestros teniendo en cuenta dos propósitos fundamentales: superar el aislamiento y la enseñanza en el marco de plurigrados. Para ello, creemos que la propuesta pudo aprovechar los espacios de agrupamiento, en cuanto espacios que recuperan las voces y las prácticas de maestros rurales. Este aprendizaje, el de contar con el otro, el de reflejarnos en las prácticas y las problemáticas del quehacer cotidiano de la escuela rural, es el que puso de manifiesto que esa soledad y ese silencio de quienes llevan adelante la tarea de educar es un aspecto a tener en cuenta y que se pueden crear espacios alternativos de comunicación.
En cuanto al segundo propósito, el de prácticas en plurigrados, se pudo advertir que los maestros cuentan con múltiples estrategias que atienden a un aula que no es la que les presentaron cuando ingresaron a la formación inicial. Por ello, el trabajo cotidiano tiene que atender a una realidad que los maestros fueron desentrañando a partir de sus propias prácticas. En este sentido, las propuestas de los diferentes módulos intentaron recuperar ese saber docente y además presentar variadas estrategias que sirvan como modelos para diseñar las propias.
